Imagen extraida de www.salud.uncomo.com |
Hace 10 años yo tenía una barriga enorme, con un precioso bebé dentro. Hace 10 años, mi embarazo era de 38 semanas, todo iba de lujo y aún seguía trabajando a diario.
Aquel sábado 11 de diciembre de 2004, mi marido tenía una cena de las de empresa, con sus compañeros, y yo me quedaba sola en casa.
Tranquilamente me acosté y me dormí enseguida, pero sobre las 11 de la noche, me despertó un dolor fuerte, y supe inmediatamente que el parto estaba en proceso, que conocería a mi pequeño Jorge enseguida.
Estaba sola, pero no me asusté, ni me puse nerviosa, las contracciones estaban bastante espaciadas, así que supuse que aún quedaban muchas horas. Caminé por el pasillo de mi casa, como un tigre enjaulado, de acá para allá, me duché, preparé el bolso para ir al hospital, el bolso de mi marido, me acosté, me levanté, ... y poco a poco las contracciones se espaciaban menos.
Mi marido llegó sobre la 1 y media de la madrugada, y no se enteró de nada. Lo dejé descansar un par de horas (se acostó directamente en otra habitación para no molestarme) y a eso de las 3 y media me senté en la cama donde dormía y le comuniqué la buena nueva, y mi marido se puso nerviosísimo, lo notaba alterado, sin saber cómo manejar aquella situación. Sin embargo yo pocas veces he estado tan tranquila. Aún nos quedaba casi una hora de camino para llegar al hospital.
Pero esto no ha sido así siempre, recuerdo una vez en que perdí completamente el control. Tuvimos un accidente de coche, fuerte, grave, podíamos habernos matado. Y sólo me acuerdo de gritar, gritar y gritar. Estaba fuera de mí mientras nuestro coche daba una vuelta de campana y se deslizaba por el techo sobre la autopista, hasta pararse. Y entonces lo escuché a él, a mi marido : "¿Estás bien? ¿Por qué gritas ? ¿estás bien?" Estaba bien, asustada, muy nerviosa, perdida. Me sacó del coche, me dijo que no pasaba nada, que estábamos bien, tomó aquella situación por los cuernos y no perdió en ningún momento el temple. Y yo me dejé llevar por su seguridad.
Y todo esto estaba pensado hoy porque mi hijo Jorge cumple mañana 10 años, y porque el tiempo ha pasado muy deprisa, porque después de que él llegó pasamos a formar un trío compenetrado y feliz, llenos de amor. Y porque unos años después aumentamos a cuarteto, siempre sonando bien, acompasados, afinados, porque las disonancias están pero forman parte de esta melodía llamada familia, en la que el amor lleva el compás siempre.
Feliz casi cumpleaños Jorge. Te quiero.