martes, 1 de abril de 2014

Resumen de un cumpleaños infantil fantástico

Marzo llega con el fin del invierno, y con él también, el cumpleaños de Javier.
Ya 7 años me tiene el peque.
Como les había contado, quería que esta vez hiciéramos cositas de coches, así que rápidamente nos pusimos manos a la obra. Y a pesar del poco tiempo que tuvimos para prepararlo todo, el cumple fue un éxito.
Esa tarde, el papá de Casa Azul le recortó en una tablita este fantástico "7", y se lo pintó. Estaba él privadito con su número.
Tuvimos un problemilla: Colaboramos toda Casa Azul en hacer la invitaciones, y a Javier le encantaron, pero...llegado el momento de llevarlas al cole, me dijo llorando que le daba vergüenza entregárselas a sus compañeros, que se reirían de él. Así que tuvimos que improvisar unas rápidas invitaciones, muy sencillas, pero que llevó tranquilamente al cole. (A mí la invitación me encantaba, pero...) Se las enseño:

La piñata, que construimos de la manera habitual (puedes mirar aquí una entrada que publiqué explicando cómo las hacemos) , y reutilizando la mayor cantidad posible de material, quedó muy bonita.

Quizás demasiado grande, no hubo manera de llenarla de golosinas. Quizás también por eso se rompió más rápido. Un truquito para que una piñata aguante muchos palos es que esté muy llena, casi compacta. Para eso tiene que tener un buen agarre, que el cartón no se rompa por donde está la cuerda. Para conseguirlo, plastifico siempre el cartón con cinta ancha por esa zona. Funciona.



Lo importante es que Javier estaba encantado con el resultado, y que nos ayudó en el proceso de construcción.
La sacamos fuera de casa, porque parecía tan real, que nos daba la sensación de que en cualquier momento arrancaría a toda velocidad calle abajo, jajajaja.



La tarta también tenía que estar relacionada con el mundo de las carreras de coches. Al final nos salió esta:




Es una tarta de tiramisú, con un poquito de café descafeinado, y sin licor, por supuesto. La carretera es de galletas trituradas, y las líneas discontinuas hechas con chocolate blanco. Los coches los eligió Javier de su colección. Bien lavaditos, se pusieron sobre la tarta. La bandera se la pinté en un momento, con un rotulador, en un trocito de tela pinchado a un palillo. Las letras las hice con un poco de queso de untar, colorante y azucar glas, todo bien batido y en una manga.

Fue una sorpresa para Javier. Sí que me ayudó a montar el tiramisú, pero no vio hasta el día de su cumple cómo se la decoré. Me encantó la cara que puso.


Ya en el garaje, con todo preparado, el peque no paraba de preguntar "¿cuándo vienen los niños?".




Estaba muy nervioso, alteradísimo. Y hasta que no llegaron y comenzaron a jugar, no se calmó.




No solo los peques saltaron en la cama elástica. Se nos colocó algún adulto, jajajaja, eso sí, con corazón de niña.













El arenero transforma su relieve después de cada cumple :)
Fue una tarde genial, con mucho ruido, muchas risas y muchos juego. Javier quedó encantado

Los peques jugaron a las compras, también hubo cola en el columpio, partidos de futbolín, tiros triples de baloncesto...


Momento en el que Javier empieza a darle palos a la piñata

Espero que les haya gustado, y si es así, me dejen algún comentario para decírmelo. Si no me lo escriben, no lo sé ;)
Un beso