miércoles, 4 de junio de 2014

¿Aprender o desaprender a criar?

   Me estoy rodeando de mujeres que esperan hijos, y esta alegría que ellas me transmiten, me trae fantásticos recuerdos.

   Yo nunca quise ser madre. Recuerdo cuando era pequeña, a muchas de mi amigas que ya desde niña vivían esa maternidad con sus muñecas, hermanos pequeños y demás. Yo no. De hecho, cuando me hice mayorcita, nunca pensé en ser madre, ni viví esa sensación que muchas mujeres me han contado, al tener un bebé en el regazo. Los bebés no me gustaban mucho. Cuando conocí a mi pareja, tampoco afloró este sentido maternal. Hablábamos durante nuestro noviazgo de tener en el futuro hijos, sí, pero hasta que no me quedé embarazada no supe de qué hablaban todas ellas.

   Durante mi primer embarazo nunca me dio por leer nada sobre crianza. Sí leí mucho sobre el embarazo, y también sabía que iba a darle el pecho a mi hijo, pero nada más. La crianza se haría como nos habían criado a mí y como casi todo el mundo criaba a sus hijos. Ya con mi pequeño en brazos, llegó a mi ordenador por casualidad una página web, un foro, el de "crianza natural", y con él  muchas preguntas, muchas dudas que de pronto se abrieron ante mí ¿lo estábamos haciendo bien?. 

   Tocó volver a la esencia, entender que yo soy mamífera, y para mi bebé no existen ordenadores, coches ni hombres que viajan al espacio. Para él yo podría ser una mujer de las cavernas, porque así lo vive el pequeño: siente que su mundo es peligroso si no estoy cerca, siente que sólo estando en contacto con su madre y su padre, y ya más tarde con su "tribu", estará fuera de peligro. Y entendiendo esto, todo es más fácil, y la crianza empieza a disfrutarse más.


   El peque va creciendo, y llegan los berrinches, llegan los "no", momentos de enfados y miedos. 
Toca ponerse en su lugar, entender su momento, y hablar bajito, despacio, y con más amor que nunca. Y entonces tu hijo llega incluso a querer golpearte. Es difícil controlarse, a veces nos sale mejor, otras peor. Intentando abrazarlo más, más besos y cariños cuando todo el mundo te dice que se merece un castigo, o indiferencia. No solo luchas contra tus sentimientos, también con las palabras y juicios de los demás. Criar no es fácil.

   Llega el cole, a los niños que "se portan mal" los sientan en la "silla de pensar". Y no puedes luchar contra un sistema establecido, o eso parece. Pero yo creo que sí se puede, que criando a mis hijos con todo el respeto, entendiendo sus razones, poniéndome en su lugar, giándoles, por su puesto enfadándome muchas veces, pero siempre hablando, pidiéndoles perdón cuando me equivoco, que son muchas. De esta manera, ellos serán adultos seguros, responsables y que sentirán siempre respeto por los demás. Creo que la crianza no está yendo mal. Falta pasar por la adolescencia y la juventud. Seguro que irá bien :) tienen buena base.

   Les dejo con una publicación que he puesto en el facebook de Casa Azul sobre el tema de los castigos, y que amplía esta entrada.

   Un beso amigos.