viernes, 27 de marzo de 2015

A veces vale la pena esperar, y la bolsa de almuerzo de Sandra

 
Vale la pena esperar que lleguen ellas, las musas, porque si no lo haces, los trabajos no salen como uno quiere. Dicen que la inspiración te encontrará trabajando, pero no siempre es así, y fue lo que pasó con la bolsa de almuerzo de Sandra.
Ella me la pidió hace mucho meses, para llevarse su comida al curro. Y me dijo que podría hacerle algo referente al running que practica. Y así lo intenté, pero no salía. Cuando un trabajo se demora tanto es porque la idea que tienes no es buena (en mi caso). Me gusta estar orgullosa de todos y cada uno de los bolsitos, bolsas, talegas, mochilitas y demás trabajitos que hacemos en Casa Azul, y quería que Sandra estuviera contenta con lo que iba a recibir.
 

Y pasa que un día veo una lámina muy sencilla en Pinterest y en ella vi la esencia de Sandra. "Es perfecta", pensé. La tenía, pero luego vino un nuevo retraso porque durante varias semanas me fue imposible pintar, ni coser... y Sandra seguía esperando por su talega, esperando y llevando su almuerzo en una bolsa plástica a su trabajo.
Hasta que finalmente estuve bien y con algunos cambios pinté sus sueños, su vida, sus ganas de ser feliz, su alegría, su volar. Eso es lo que hay en esta bolsa que cosí y pinté en unos días, con ganas, sintiendo que ahora sí estaba la musa conmigo.
 

Y me consta que di en el clavo, porque Sandra se vio reflejada en este garabato que hice con la humildad de quien no sabe dibujar pero hace lo que puede, y le pone, eso sí, mucho amor.
Espero que la disfrutes, Sandra. Gracias por tus sonrisas

 

Los sueños de primavera se van al verano y la mochila de Álvaro

 
Me despierto el primer día de primavera de este año con una sonrisa en los labios. Un recuerdo leve de un sueño, que con esfuerzo consigo que vuelva. El tiempo hoy está revuelto ahí fuera, viento, a veces lluvia, a veces sol, fresco, desapacible, primaveral en su peor fase; pero en mi sueño, el verano me acompañaba, suave y cómodo. Latente en todos los sentidos:
 Estoy caminando descalza por una vereda de tierra y hierbas. Noto la rugosidad del terreno en mis pies, y la humedad no fría, sino refrescante, agradable. Hace calor, y los ojos se me entrecierran pese a mis gafas de sol por lo luminioso que está el día. Camino despacio, disfrutando del zumbido de los abejorros que pasa junto a mi oreja, de las pequeñas flores que adornan el camino. Estoy en mi islita: El Hierro, soy consciente de esto en todo momento. Vuelvo a casa cantarina, entonando no sé qué canción. En la mano un ramito de oreganillo, para luego hacerme un agua. Al llegar, nadie me da la bienvenida. Suena música en la radio, pero la casa está vacía. Un papel con un mensaje en la mesa. Con letra infantil han escrito: "Mamá, fuimos a coger higos, esta tarde ¿haces mermelada?. Volvemos rápido"
Es por eso que me he despertado con esa sonrisa en los labios, porque mi sueño fue tan real y maravilloso como seguramente lo será, cuando se haga realidad este verano, en mi islita.
 




Y bueno, hoy les dejo con esta mochilita que regalamos a Álvaro, un gran surfero en potencia, que adora a su perro Tinguaro (él lo llama Tingüi).


La idea era hacerle una bolsa de desayuno, pero cambié de idea cuando me contó su madre que les gustaba el Surf, y que Álvaro se estaba iniciando en este deporte. Porque claro, el surf se practica en la playa, así que seguro usará a menudo una mochila. Y estas mochilitas son fáciles de hacer, y ya si está personalizada pues supuse que le gustaría. Así que manos a la obra: Un día de surf, con Tingüi y una puesta de sol veraniega :)
 

Una vez empaquetada al estilo de Casa Azul, se lo llevamos a su super cumple, que como el día que me desperté recordando este sueño, fue un típico día de primavera, de lo más revoltoso, un día de primavera que debió de parecerse al verano, pero no quiso.
 
Esperamos Álvaro que la uses mucho, y que no se te estropee nada. Que sigas disfrutando del surf, de Tinguaro, de tu familia, del sol, se la vida. ¡Felicidades por tus 8 años!