sábado, 25 de abril de 2015

Una de prisas, y monedero reciclando bolsas plásticas.

Pero bueno... ¿es que no les he contado ya que soy doña tranquilita?. Pues que no me venga nadie con prisas, que mi vida está bien así, a un ritmo adecuado. Lento dirán algunos... es el perfecto para mí, pero tiende por momento a acelerarse. Soooooooo... toca bajarse del mundo. Quieto paradooooooo que diría mi madre ;)
Y la libreta se vuelve a llenar de Cosas de Casa Azul pendientes, así que paramos en seco y no escribimos más hasta finalizar. El libro está cerrado hasta nueva orden, jajaja.

 
Pero llego a casa después de una jornada futbolera con los peques, cansada de conducir, preparándome para almorzar y salir a trabajar. Los niños tienen planeado ir al cine con algunos amigos, y el más pequeño no tiene cartera para hacerse responsable de su propio dinero. Me mira con cara triste y me pide que le preste una. Pero se me ocurre en un momento hacerle algo rápido, una idea que tenía en la cabeza desde hace días. Hoy tengo la excusa perfecta:


 
Cojo una bolsa de plástico de una tienda, es muy colorida y de un tamaño mediano. La abro y le recorto las asas, quedándome un rectángulo de unos 30 x 45 cm  aproximadamente. Luego aprovecho varias bolsas plásticas que están rotas, de las más finitas que dan en el supermercado con la fruta, las abro y las pongo en medio. Es decir: Uno de los trozos de bolsa colorida boca abajo, bolsas finitas del super en medio, segundo trozo de bolsa colorida boca arriba. Vamos: un sándwich plástico. Protegido (por arriba y por abajo) con papel de horno, plancho todo a temperatura media, con la habitación bien aireada, por si las moscas. El plástico al calentarse, se funde y se crea una sola capa, el color de las bolsas se "estropea" un poco, y también todo el conjunto encoge. Queda una hoja de plástico más dura, un material perfecto para hacer lo que quiero ¡¡¡Me encanta!!!

Con una cremallera de un vaquero de los viejos que uso para las bolsas, y un trozo de tela de un pantalón de tergal roto y esperando su turno desde hace tiempo, me pongo manos a la obra, tijeras en mano y máquina de coser lista.

 
Javier está entusiasmado. ¡¡¡Qué chulo!!!, me dice sonriendo, mientras mete sus 10 €uros, conseguidos a los dientes que se le han ido cayendo, y que el ratoncito Pérez valora tanto ;)

Un beso desde Casa Azul.

2 comentarios:

  1. Muy original la carterita de Javier. Y además, rápida... abrazos

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    1. Muchas gracias Ligia, me encantó el resultado, volveré a trabajar con estos materiales seguro. Al peque también le gustó, que es lo importante. Además parece que es bastante resistente, por lo que seguro le durará mucho.

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