Dios mío, estos niños míos me van a volver loca. Podría al menos ponerme a cantar una de las viejas canciones de la Pantoja, con las que mi madre me deleitaba esos días de limpieza general en casa, que ya cuando escuchaba en el tocadisco "Hoy quiero confesaaaaaar que estoy algo cansaaaaada..." yo me echaba a temblar porque sabía que tocaba zafarrancho a fondo. Pues no, se fue la Pantoja y entran en mi cabecita las canciones que escucho de fondo en la televisión y que los niños cantan desafinados, también cuando vamos en el coche. Ya forman parte (ayyyyy ayyyy) de mi repertorio.
Y es que llegan los niños a tu vida y se da la vuelta todo. A veces eres consciente, pero otras no. Como cuando eres capaz de distinguir por primera vez y cuando ya hace unos años que soplaste las velas de los 30 añitos, hasta 15 tipos de dinosaurios y sabes si son carnívoros o hervívoros.
Por otro lado, no paras de reconocer tu ignorancia en tantas cosas, porque sus preguntas te dejan con la boca abierta, por lógicas y desconcertantes: "vale que el mar es azul por el reflejo del cielo, pero... el cielo ¿por qué el cielo es azul?" y para eso hay una respuesta que siempre doy: "cuando lleguemos a casa lo mirarmos en internet" y todo solucionado. Nó sé qué respuestas me daría mi madre a mí, porque yo pensaba que ella lo sabía todo. O bien le hacía muchas preguntas facilitas, o mentía como una descosida. Tendré que preguntarle. Intuyo que mis hijos saben que sé muy poquito de algunas cosas y nada de casi todo, y que lo poco que sé es porque le pregunto a google.
Vamos ya con la receta, para 4 personas.
Necesitamos:
1 l de leche entera.
200 g de harina.
4 cucharadas de aceite de oliva.
2 Cebollas pequeñas ó 1 grande.
3 dientes de ajo.
370g de un buen tomate frito.
350g Atún en aceite (peso escurrido).
100g Queso amarillo (gouda, edam...el que tenga en casa)
1 cucharadita de orégano
Una pizca de sal.
Os explico cómo la hago yo en casa:
Lo primero, la bechamel:
Pico bien (lo más pequeño que puedo una de las cebollas (o media cebolla si lo que tengo es una bien hermosa). Abro la lata de atún y el aceite que tiene lo escurro en un caldero donde vaya a hacer la bechamel. En este aceite sofrío esta cebolla, a fuego lento, hasta que veo que comienza a ponerse transparente. Lo que se dice pochadita. Añado entonces la harina y la mezclo bien. Tiene que quedar como una pasta en el fondo del caldero. Si veo que queda excesivamente seca (según la harina que escojamos, no son todas iguales), añado un poco más de aceite. (en la foto está la harina con el aceite y la cebollita, empezando a tomar color)
Aparto y empiezo a preparar el atún.
Sofrío de igual manera que antes la cebolla, pero usando el aceite que indica la receta. Añado también los ajos cortados en trocitos pequeños. Hay niños a los que no les gusta encontrarse con estas hortalizas, así que lo mejor es cortarlo bien menudito y pocharlo despacio, de esta manera ni lo notan. Cuado ya esté pochado, añado el atún bien desmenuzado y escurrido. Lo mezclo. Seguidamente le pongo el tomate frito y dejo que todo se mezcle bien. Lo dejaremos a fuego suave unos 5 minutos. Y ya está el atún.
Ahora toca la parte divertida: el montaje de la lasaña. Para esto, antes tendremos el queso amarillo ya a mano, y mejor cortadito en trocitos pequeños.
Encima de las placas de lasaña coloco una cucharada del atún con tomate, y lo extiendo. No hace falta que sea perfecto, y no hago una capa muy ancha, más bien escasa. Cubro con bechamel y pongo trozos de queso amarillo (no demasiados, con 6 ó 7 trocitos repartidos bastará). Vuelvo a colocar las placas de lasaña, nuevamente el atún encima, la bechamel y el queso. Así hasta terminar. Suelen ser unos 6 ó 7 pisos. La última capa lleva más atún que las de abajo, más bechamel y más queso. Es la capa presumida, la que se dejará ver y le gustará que la miren, así que hay que darle el caprichito para que todos nos digan "qué pinta tiene esa lasaña". Aquí ya le pongo al final un poquito de orégano por encima.
Y ya al horno (precalentado anteriormente) a unos 180 grados, durante 20 minutos, en la mitad del horno. Pasado este tiempo, la subo a la parte alta para que gratine ¡¡¡hay que tener cuidado no se queme, que hay hornos que son muy rápidos!! Mejor no quitarle el ojo de encima.
Una vez que ya la lasaña está hecha, la saco del horno y la dejo "templar", que repose un rato para que esté perfecta al cortarla, de 20 a 30 minutos (ya sé que hay hambre, y más con los olores, pero sean fuertes y aguanten).
Y ñam ñam ñam...qué rica está.
Vamos, quiero que me digan que la han hecho y les ha salido riquíiiiisima.
Y de nuevo, les pido que si tienen alguna pregunta, o descubren algún error en la receta me lo escriban en los comentarios. O si les ha gustado también. Me encantará saberlo.
Un beso y Feliz Semana Santa.